Un dia como hoy José María Arguedas, 18 de enero: Día de la Identidad Cultural del Perú.

Jose maria Arguedas, Poeta Indigenista

 

José María Arguedas, 1911 watapi Antawaylla llaqtapi (Apurimaq Suyupi) paqarisqa, 2-XII p’unchawpi 1969 watapi wañusqa, Piruw mama llaqtayuq qillqaq, runakunap kawsayninmanta achkata willaspa qillqarqan. Lliwmanta astawan Kastilla simipi qillqaspa, achkatapas Qhichwa simipi willarqan. 1956 watapi Pukyu llaqtapi Inkarrí nisqamanta willasqakunata qillqamurqan. Piruwpi wiraqucha qhapaqkunap kamachiyninrayku llakipayakuspa, 1969 wañuchikurqan.

José María Arguedas nació en Andahuaylas un 18 de enero de 1911. Si aquella bala, disparada por él mismo en 1969, no hubiera percutado, tal vez hoy tendría 97 años. Curiosamente no fue un peruano, sino mi amigo y compinche el francés Pierre de Zutter quien me regaló los cuatro tomos de las obras completas del gran chanca. Sus relatos me apasionaron y forman parte de mi cultura andina, esa que los norteños de costa negamos como si fuera un insulto.
José María Arguedas Altamirano fue un pensador por una sociedad más justa hasta su muerte. Desencantado por los efectos de la política cultural del país, trató de suicidarse en 1966 y al fin, el 28 de noviembre de 1969, se disparó en la cabeza y murió cuatro días después, el 2 de diciembre.
Su muerte la leí en los diarios, y me impresionó la mística que la rodeaba. Pasó cuando era adolescente y me preparaba para una fuga que finalmente me trajo a Buenos Aires. Algunos curas progresistas del colegio nos llevaban a la Universidad de San Marcos, donde asistíamos a debates y una vida política efervescente. https://i0.wp.com/www.huancavelica.com/fotos/baile-de-las-tijeras.jpg La curiosidad que despertó en mi su entierro se basó en las amistades que me hablaban de él y sobre todo la imagen que vi en el diario Crónica o Última Hora. Mostraban su ataúd cubierto con la bandera imperial andina, acompañado por los Dansaks en esta danza asociada al sonido de las tijeras de esquilar que esconde rituales mágico-religiosos que él tan bien (me) había contado en Yawar Fiesta y en el Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo, que en su depresión decidió no terminar de escribir.
Muchos años después descubrí su tierra natal, Andahuaylas, que está en el sur del Perú, cuando recorrí durante un año las inmensidades andinas que él amaba. Una tierra llena de orgullos que tienen su origen en los chancas, guerreros de nacimiento y rebeldes eternos como él.

   Aprendió el quechua de pequeño pues fue a la escuela en San Juan de Lucanas-Puquio-Abancay y, como sus compañeros no hablaban español, para comunicarse se puso a hablar en quechua. «Hasta que un día me arrancaron de mi querencia, para traerme a este bullicio, donde gentes que no quiero, que no comprendo.»

Hace suyas las costumbres de la gente del Ande, pero finaliza sus estudios de secundaria en Ica, Huancayo y finalmente en Lima. En 1931 Arguedas ingresa a San Marcos mientras Vallejo comenzaba a a cantar por la esperanza de la República en España.

Quienes han escrito sobre la vida de José María Arguedas lo ubican unos como novelista, otros como traductor, y también difusor de la literatura quechua, antropólogo y etnólogo. Tiene ganado un lugar importante entre los estudiosos del siglo XX. Sus obras relatan y plantean la de un país con dos culturas, la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas. Para Arguedas esas culturas debían integrarse en armonía para llegar al mestizaje. No todos estuvieron de acuerdo con su posición.

Creaciones discutidas
Arguedas con Sybila Arredondo
“Yawar fiesta” aparece en 1941. Muestra todos los problemas de los indios. La corrida de toros traída por los conquistadores se transforma en algo propio, y se denomina “corrida india”. Lo que vino de afuera, se queda en el pueblo que lo recibe y lo hace propio.

“Todas las Sangres” se publica en 1964. Un texto con páginas que recuerdan la tragedia de Dostoievski. Dio paso a su discusión entre el autor algunos estudiosos sociales. Le critican no ser auténtico, real. José María se defiende y asegura describir lo que ve.

Después de su muerte, en 1971, se conoce “El zorro de arriba y el zorro de abajo”. Fue un trabajo muy discutido. No lo termina antes de morir. En sus líneas hay mucha ficción ligada con el momento que vive . Con los problemas presentado para escribir. Enredado en una maraña de angustia y desesperación y depresión que lo llevan a al suicidio. Su muerte la comunica en carta a sus amigos. Les escribe y les señala como deben ser sus exequias.

José Maria Arguedas Altamirano fue un pensador por una sociedad más justa, hasta su muerte. Desencantado por los efectos de la política cultural del país, trató de suicidarse en 1966 y al fin, el 28 de noviembre de 1969, se disparó en la cabeza y murió cuatro días después, el 2 de diciembre.

Sus obras, cronológicamente

Arguedas con Sybila en el río Rimac
Agua. Los escoleros. Warma kuyay (Cuentos, Compañía de impresiones y publicidad, Lima, 1935).

Yawar Fiesta (Novela, Compañía de impresiones y publicidad, Lima, 1941).

Diamantes y pedernales. Agua (Cuentos, Juan Mejía Baca y P.L. Villanueva, editores, Lima, 1954).

Los ríos profundos (Novela, Losada, Buenos Aires, 1958)

El Sexto (Novela, Juan Mejía Baca, Lima, 1961)

Túpac Amaru Kamaq taytanchisman. Haylli-taki. A nuestro padre creador Túpac Amaru. Himno-canción. (Poesía, Ediciones Salqantay, Lima, 1962)

La agonía de Rasu Ñiti (Cuento, Taller Gráfico Ícaro, Lima, 1962)

Todas las Sangres (Novela, Losada, Buenos Aires, 1964)

El sueño del pongo (Cuento, Ediciones Salqantay, Lima, 1965)

Oda al jet (Poesía, Ediciones de la Rama Florida, Lima, 1966)

Algunas observaciones sobre el niño indio actual y los factores que modelan su conducta (Estudio, Consejo Nacional de Menores, Lima, 1966)

Notas sobre la cultura latinoamericana, (Ensayos, con Francisco Miró Quesada y Fernando de Szyszlo, Taller Industrial Gráfica, Lima, 1966)

Amor mundo y todos los cuentos (Cuentos, Francisco Moncloa, editores, Lima, 1967)

Las comunidades de España y del Perú (Monografía, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1968)

Qollana Vietnam Llaqtaman / Al pueblo excelso de Vietnam, (Poesía, Federación de Estudiantes de la Universidad Agraria, La Molina, 1969)

El zorro de arriba y el zorro de abajo (Novela, Losada, Buenos Aires, 1971)

Katatay y otros poemas. Huc jayllikunapas (Poesía, publicado póstumamente por Sybila Arredondo de Arguedas, Instituto Nacional de Cultura, Lima, 1972)

No puede dejar de citarse la edición de sus Obras completas (Sybila Arredondo de Arguedas, compiladora. Editorial Horizonte, Lima, 1983) en cinco volúmenes.

Para esta bibliografía, se ha seguido principalmente la aparecida en la excelente edición crítica de Los ríos profundos, preparada por Ricardo González Vigil para la colección de Letras Hispánicas de Ediciones Cátedra (Madrid, 1998).

Nota: Esta relación se considera todavía incompleta

https://i0.wp.com/www.peruredes.com/Folk/imagenes/tijera4.jpg

A JOSÉ MARÍA ARGUEDAS
Se rindió homenaje al máximo exponente de la literatura indigenista en Lambayeque.
Por su 96 aniversario del natalicio del escritor José María Arguedas, el 18 de enero, las autoridades rectoras de la educación y cultura de la región Lambayeque junto a un público ansioso de actividades culturales de tal magnitud se dieron cita en la explanada del Instituto Nacional de Cultura de Chiclayo y se le rindió un justo y emotivo homenaje al máximo representante de la literatura indigenista.
La asociación de músicos Santa Cecilia de Ciudad Eten,
el Centro Cultural Wankamayu también se hicieron presentes
ensalzando los actos celebratorios.
Durante la ceremonia se leyó una declaración escrita por el
antropólogo Dr. Juan José García Miranda y que fue leída en la tumba de José María cuando fue sepultado en Andahuaylas
el año 2004 y a continuación transcribimos:
18 de enero: Día de la Identidad Cultural del Perú.

Considerando,
1. Que, José María Arguedas Altamirano, nace un 18 de enero de 1911, cuando en el Perú, los pueblos originarios conservaban su autonomía y protagonizaban gestas en su lucha anticolonial de siempre, el sistema de opresión del sistema construido desde una visión judeocristiana, grecorromana, germánica, anglosajóna
eurocentristas y del capitalismo deshumanizado, negándolo
sus saberes, tecnologías, historia, aspiraciones de origen
milenario.
2. Que, José María Arguedas forjado por el fragor de la
Pachamama, del color, calor y amor de los pueblos indígenas
nos ayudó con su actividad intelectual etnológica y literaria
a conocer y amar la esencialidad humana, socialista-mágica,
natural y sagrada de la diversidad de cultural de nuestro
país y de América Andina como lo evidencia su obra académico-
literaria.
3. Que, la refundación del Perú, América Andina y Amé-
rica Latina debe plasmarse desde la forja de un movimiento
autónomo amerístico que se construye con los aportes de los
pueblos originarios que, desde una estrategia encubierta se ha
mantenido viva y pujante y que ha sido percibido por los más
grandes pensadores del Siglo XX que se sintetizan en José María Arguedas, José Carlos
Mariátegui y César Vallejo y que dan pauta proyectivo-progresiva
a las aspiraciones de los pueblos del Perú profundo..
4. Que, la situación político social que atraviesan los pueblos
de América Andina, cada vez más demuestran que los
aportes de José María Arguedas para entender la diversidad
cultural como energía potencial para la construcción de una sociedad nueva propia y sin calco ni copia son vigentes.
5. Que, la configuración del país reproduce la diversidad
natural, ecológica, económica, social, idiomática, étnica
que se expresa en la relación que tiene los cerca de un centenar
de etnias, más de las dos terceras partes de zonas de vida
de las registradas para el mundo, la experiencia humana del
ayllu andino que sintetiza la raíz para la construcción del socialismo con magia.
Por estas consideraciones, los pueblos originarios del Perú, las organizaciones académicas, educativas, gremiales, sindicales y de todas las Sangres, determinamos:
1ro. Que, en homenaje a José María Arguedas, el 18 de
enero de cada año sea reconocido como día de la Identidad
Cultural del Perú. 2do. Que, los pueblos originarios
y las organizaciones que suscribimos esta determinación
debemos levantarla con actos culturales masivos a lo largo y
ancho de nuestro país.
Que, asumimos el compromiso de nuestra lucha por la
construcción de la sociedad nueva, justa, equitativa, solidaria,
recíproca que se sintetiza en el ayllu andino, expresión del
socialismo con magia.
En aras de la construcción de una sociedad solidaria, humana,
socialista con magia andina y sin calco ni copia, suscribimos
a los 18 días del mes
de enero de 2004.
¡J. M. Arguedas Vive¡
Lima, 18 de enero de 2004

Carta de despedida del Amauta Jose Marìa Arguedas antes del suicidio.
Señor Rector de la Universidad Agraria,
Jóvenes estudiantes:

Les dejo un sobre que contiene documentos que explican las causas de la decisión que he tomado.

Profesores y estudiantes tenemos un vínculo común que no puede ser invalidado por negación unilateral de ninguno de nosotros. Este vínculo existe, incluso cuando se le niega: somos miembros de una corporación creada para la enseñanza superior y la investigación. Yo invoco ese vínculo o lo tomo en cuenta para hacer aquí algo considerado como atroz: el suicidio. Alumnos y profesores guardan conmigo un vínculo de tipo intelectual que se supone y se concibe debe ser generoso y no entrañable. De ese modo recibirán mi cuerpo como si él hubiera caído en un campo amigo, que le pertenece, y sabrán soportar sin agudezas de sentimiento y con indulgencia este hecho.

Me acogerán en la Casa nuestra, atenderán mi cuerpo y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar definitivamente. Este acto considerado atroz yo no lo puedo ni debo hacer en mi casa particular. Mi Casa de todas las edades es esta: La universidad. Todo cuanto he hecho mientras tuve energías pertenece al campo ilimitado de la Universidad y, sobre todo, el desinterés, la devoción por el Perú y el ser humano que me impulsaron a trabajar. Nombro por única vez este argumento. Lo hago para que me dispensen y me acompañen sin congoja ninguna sino con la mayor fe posible en nuestro país y su gente, en la Universidad que estoy seguro anima nuestras pasiones, pero sobre todo nuestra decisión de trabajar por la liberación de las limitaciones artificiales que impiden aún el libre vuelo de la capacidad humana, especialmente la del hombre peruano.

Creo haber cumplido mis obligaciones con cierto sentido de responsabilidad, ya como empleado, como funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora porque siento, he comprobado que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para justificar la vida. Con el acrecentamiento de la edad y el prestigio las responsabilidades, la importancia de estas responsabilidades crecen y si el fuego del ánimo no se mantiene y la lucidez empieza, por el contrario, a debilitarse, creo personalmente que no hay otro camino que elegir, honestamente que el retiro. Y muchos, ojalá todos los colegas y alumnos, justifiquen y comprendan que para algunos el retiro a la casa, es peor que la muerte.

He dedicado este mes de noviembre a calcular mis fuerzas para descubrir si las dos últimas tareas que comprometían mi vida podían ser realizadas dado el agotamiento que padezco desde hace algunos años. No. No tengo fuerzas para dirigir la recopilación de la literatura oral quechua ni menos para emprenderla, pero con el Dr. Valle Riestra, Director de Investigaciones, se convino en que esa tarea la podía realizar conforme al plan que he presentado. Voy a escribir a la Editorial Einaudi de Turín que aceptó mi propuesta de editar un volumen de 600 páginas de mitos y narraciones quechuas. Nuestra Universidad puede emprender y ampliar esta urgente y casi agónica tarea. Lo puede hacer si contrata, primero, con mi sueldo que ha de quedar disponible y está en el presupuesto, a Alejandro Ortiz Recamiere, mi exdiscípulo y alumno distinguido de Lévi—Strauss durante cuatro años y lo nombra después. Él se ha preparado lo más seriamente que es posible para este trabajo y puede formar, con el Dr. Alfredo Torero, un equipo del más alto nivel. Creo que la Editorial Einaudi aceptará mi sustitución por este equipo que representaría a la Universidad. En cuanto a lo demás está expuesto en mi carta a Losada y en el “Ultimo Diario” de mi casi inconclusa novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”. Documentos que acompaño a este manuscrito.

Declaro haber sido tratado con generosidad en la Universidad Agraria y lamento que haya sido la institución a la que más limitadamente he servido, por ajenas circunstancias. Aquí, en la Agraria, fui miembro de un Consejo de Facultad y pude comprobar cuán fecunda y necesaria es la intervención de los alumnos en el gobierno de la Universidad. Fui testigo de cómo delegados estudiantes fanatizados y algo brutales fueron siendo ganados por el sentido común y el espíritu universitario cuando los profesores en lugar de reaccionar sólo con la indignación lo hacían con la mayor serenidad, energía e inteligencia. Yo no tengo ya desventuradamente, experiencia personal sobre lo ocurrido durante los trece meses últimos que he estado ausente, pero creo que acaso los cambios no hayan sido tan radicales. Espero, creo, que la Universidad no será destruida jamás; que de la actual crisis se alzará más perfeccionada y con mayor lucidez y energía para cumplir su misión.

Las crisis se resuelven mejorando la salud de los vivientes y nunca antes la Universidad ha representado más ni tan profundamente la vida del Perú. Un pueblo no es mortal, y el Perú es un cuerpo cargado de poderosa savia ardiente de vida, impaciente por realizarse; la Universidad debe orientarla con lucidez, “sin rabia”, como habría dicho Inkarri y los estudiantes no están atacados de rabia en ninguna parte, sino de generosidad sabia y paciente. ¡La rabia no!
Dispensadme estas póstumas reflexiones. He vivido atento a los latidos de nuestro país.
Dispensadme que haya elegido esta Casa para pasar, algo desagradablemente, a la cesantía. Y, si es posible, acompañadme en armonía de fuerzas que por muy contrarias que sean, en la Universidad y acaso sólo en ella, pueden alimentar el conocimiento.

La Molina, 27 de noviembre de 1969

Al Rector y alumnos[ Nota aparte ]
Si a pesar de la forma en que muero ha de haber ceremonia, y discursos, les ruego no tomar en cuenta el pedido que hago en el “Ultimo Diario“con respecto a los músicos, mis amigos, Jaime, Durand o Damián Huamani, pero sí el de Alberto Escobar. Es el profesor universitario a quien más quiero y admiro, él y Alfredo Torero. Anhelaría que Escobar leyera el “Ultimo Diario”. Digo que no se tome en cuenta lo de los músicos no por otra razón que los inconvenientes de cualquier índole que puedan haber. Además ese “Diario” es más que un pedido expresión final de anhelos y pensamientos. También, sí, confirmo mi deseo de que, si han de haber discursos que sea un estudiante de La Molina. Dispensadme.
J.M.A.

Espero que mi esposa Sybila Arredondo no tenga inconveniente en cobrar lo que me corresponda de haber por este mes. Ha de necesitarlo.
J.M.A.
28 de Nov. 1969

Elijo este día porque no perturbará tanto la marcha de la Universidad. Creo que la matrícula habrá concluido. A los amigos y autoridades les hago perder el sábado y domingo, pero es de ellos y no de la U.

J.M.A.

*Homenaje a José María Arguedas,
Apu Tutelar en el aniversario 37 de su fallecimiento*

Por: Danilo Sánchez Lihón
Lima, noviembre 2006

La Música y la danza en el mundo andino

“Aquí es preciso morir”
Agustín Gamarra
(Antes de morir en la batalla de Ingavi )

1. Dos cumbres tutelares

En el “¿Último diario?”, que integra la obra El zorro de arriba y el zorro de abajo, José María Arguedas nos dice: “… si el balazo se da y acierta. Estoy seguro que es ya la única chispa que puedo encender…”, la única luz, fuego, pulso y calor. Confesó también que todos los latidos de su vida eran de amor, devoción y consagración al Perú. Aquel balazo se dio, encendió aquella chispa, para lo cual también se necesita valor, disparándose en su oficina de la Universidad Nacional Agraria dos balazos en la sien, el 28 de noviembre del año 1969, hace 37 años, muriendo 4 días después, el 2 de diciembre, dejándonos incluso en ese acto un mensaje irredento con el telón de fondo de la tragedia y la epopeya que es el Perú.

Pero dejó allí mismo escritas estas palabras:

“…Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú… se cierra el de la calandria consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres “alzamientos”, del temor a Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y de la fuerza liberadora invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de fuego, el de Dios liberador, Aquel que se reintegra. Vallejo era el principio y el fin”.

Es inmensa y conmovedora aquí esta revelación contundente y absoluta con relación a César Vallejo, diciendo en aquel testamento que era el principio y el fin, trazando su arco de alianza. Y es que ellos dos son seres con trasfondo mítico, con raíces milenarias, con ancestro cósmico, seres que han fijado su residencia permanente en la tierra, que están incrustados a la tierra fértil como a los peñascos, al grumo de roca y al cielo azulino, para mejor retar a los abrojos, desde donde miran y nos permiten mirar el infinito y lo entrañable de la condición del hombre sobre la faz de la tierra.

Son Vallejo y Arguedas nuestros apus tutelares, ejes fundamentales de nuestra cultura, dos próceres y mártires; dos hombres de una ética sin dobleces, que jamás claudicaron ni al mercado, ni a la propaganda, ni a la impostura.

2. Gané el mote de “zonzo”
que mi propio padre y hermano me lo aplicaban

En carta que le escribe a Emilio Adolfo Westphalen, cuenta y precisa:

“Nadie ha sido más feliz que yo. Nadie, ni tú. ¿Te acuerdas cuando al oír la quena esa y la danza de coro de hombres, quena y wankar, que oímos en tu pieza de la universidad, tuvimos la evidencia de que los creadores de esa música eran algo más grande que todo lo grande que habíamos oídos hasta entonces? Pasé mi niñez siguiendo a bailarines y músicos de esas danzas, siguiéndolos noches de noches, imitándolos, hasta que gané el mote de “zonzo” que mi propio padre y hermano me lo aplicaban con todo convencimiento”.

Por eso, el homenaje que hoy le rendimos es poniendo cerca a su oído en la evocación los acordes de una banda de músicos de mi aldea, Santiago de Chuco, pueblo natal de César Vallejo. En vida José María caminó detrás de músicos y danzantes, pero de muerto va adelante de ellos, desde que en su entierro lo acompañaran sus amigos músicos Jaime Guardia, Máximo Damián y Luis Durand, tocando el arpa, el violín, la quena y el charango, como contorsionándose detrás de su ataúd fueron los danzantes de tijeras. Así la muerte era exorcizada por algo que está mucho más allá y más acá de ella, como es la música y la danza:

“Tardará aún la chiririnka que viene un poco antes de la muerte. Cuando llegue aquí no vamos a oírla aunque zumbe con toda su fuerza, porque voy a estar bailando”.

Ahora él va adelante. De niño él iba detrás. ¿No hay aquí un ritual y una consigna?

3. El mundo andino es una cultura de fiesta

La música en particular y en general el arte son manifestaciones primigenias naturales y espontáneas en el mundo andino, que alcanzó a plasmar una cultura de fiesta, uniéndola al trabajo y a lo sagrado, cara al sol, las nieves, las lagunas y los cerros.

Por eso, no hay pueblo del Perú, por pequeño que él sea, que no tenga su banda de músicos, conformada por iniciativa propia de sus cultores y habitantes, constituyendo grupos excelentemente organizados, imbuidos de principios y hasta de mística y sacrificio, que acompañan con fervor las celebraciones religiosas, cívicas y sociales.

Es un símbolo de la fortaleza del Perú milenario, de su resistencia y proyección al porvenir. Ensayan en medio de los bosques, en la falda de las colinas, en la cumbre de los cerros frente a los abismos; notas, acordes y compases que convocan, integran y curan las heridas del alma; que harán regresar a los hermanos, padres e hijos que se han ido a tierras lejanas, por lo menos en el recuerdo.

De allí que como un homenaje a José María Arguedas, hombre inmenso, humana fortaleza comparable a Sacsayhuamán; apu tutelar nuestro, río profundo más que todos los ríos abismales del planeta, y flor translúcida de pisonay , estas páginas sollozantes.